¿Eres de comprar ropa en Retails? ¿Conoces el impacto medio ambiental y laboral que estas grandes empresas generan? ¿Estás familiarizado con el nuevo concepto de “Slow Fashion”?
La moda rápida, o más conocida como “Fast Fashion”, describe un modelo de negocio en la industria de la moda enfocado en producir ropa económica en tiempos cortos para responder a las últimas tendencias.
Algunas de sus características son:
-Cambio rápido: Diseño, producción y distribución de nuevos estilos en pocas semanas.
-Precios bajos: Ofrecer moda accesible para un amplio rango de consumidores.
-Colecciones frecuentes: Lanzamientos múltiples al año.
-Cadena de suministro global: Dependencia de cadenas globales, a menudo con costos laborales reducidos.
-Impacto ambiental: La producción acelerada contribuye al aumento de residuos, consumo de agua y emisiones de carbono.
-Prácticas laborales: A veces, se presentan condiciones laborales deficientes y salarios bajos para los trabajadores.
-Preocupaciones sobre calidad: La moda rápida puede priorizar el costo por encima de la calidad, generando ropa desechable.
La industria de la moda es una de las más grandes a nivel global, con ingresos anuales que superan los 2,5 billones de dólares. Los minoristas de moda rápida pueden lanzar nuevas colecciones en tan solo dos semanas, lo que resulta en una rápida rotación de estilos y una elevada demanda por parte de los consumidores. Esta industria contribuye significativamente a problemas ambientales, representando un porcentaje considerable de las emisiones globales de carbono, el consumo de agua y la generación de desechos.
El "Slow Fashion", por otro lado, es un enfoque de la industria de la moda centrado en la producción y consumo sostenible. Este enfoque valora la calidad, durabilidad y ética en cada paso del proceso: desde la elección de los materiales hasta la fabricación y la vida útil de las prendas. Contrasta con el ritmo acelerado de la moda rápida, promoviendo un consumo consciente y responsable, como por ejemplo, lo son los “Armarios Cápsulas” que incitan a tener menor cantidad de prendas, y poder crear múltiples conjuntos versátiles con un enfoque más minimalista.
Debido a mi experiencia laboral y vivencial, creció mi interés por la ropa de segunda mano, llevándome a estudiar el concepto de "Vintage". Este concepto abarca las prendas que son 20 años anteriores a la actualidad.
Valoro la historia detrás de cada prenda, su manufactura, materialidad y durabilidad. Esto me ha llevado a optar por tener menos prendas, pero de mejor calidad y selección, reduciendo mi contribución al consumo masivo.
En nuestra zona, numerosos emprendedores se enfocan en el “Slow Fashion”, promoviendo un consumo más consciente, tanto para el medio ambiente como para las futuras generaciones, por ende, ¿Crees que puedes lograr el desafío de seleccionar 30 prendas para combinar y vivir durante 30 días sólo con ellas?
Aprender a consumir es, en esencia, aprender a vivir.
Por:
Rosa Acevedo
Diseñadora de Vestuario, creadora de la tienda de ropa Freaking Kitsch
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